
En la orilla de ti me despierto
y tu mundo no es un sueño.
Resto lo que le queda a la noche
de cordura.
Adivino las horas que le faltan
al amanecer
y busco un lugar en tu cuerpo
que no me deje caer.
Condenada a entregar el alma
al silencio.
Necesitada de tus estrellas
sin dueño.
Perdida en el mar que funde
tu aliento.
Deseando morar al calor de
tu Universo.
Desliza tu aire a milimetros
de mi vida.
Deten tus labios en el paladar
de mi corazón.
Abraza mi noche que deambula al
borde de la herida.
Desgasta mi deseo con suicida
desesperación.
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