viernes, 28 de mayo de 2010

Soledad.

Y Su mundo se quedó en silencio, ya no escuchaba su voz ni tan siquiera percibía sus latidos, estaba perdiendo el aliento. Miraba y no estaba, buscaba pero no encontraba y la sensación de vacío era tan enorme que se sumergió en las tinieblas de sus antiguos miedos. Tuvo la vida entre sus manos, tuvo la felicidad rodeada entre sus brazos pero esta voló bruscamente sin darle tiempo a mirarla a los ojos para creer definitivamente que al fin habían creído en sus sentimientos, para darse de bruces con la realidad, de que amar para nadie significa luchar.

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