miércoles, 2 de junio de 2010

Hasta luego...

Por no saber que estaba ocurriendo, no pude comprenderlo, y se me fue de las manos. Por no saber comprenderlo no supe explicarlo. Ni siquiera a mi misma. Fue entonces cuando mi cuerpo empezó a actuar en nombre de las irracionales emociones. Son los instantes mas parecidos a la locura que conozco, y nunca soy capaz de darme cuenta hasta que punto nuestros actos afectan a los demás.
¿A quién decirle que se te ha roto el alma sin hacerle daño también? ¿Como contar que andas a tientas, fatigosamente, recogiendo sus pedazos?....Pero.....Si existe el hoy, ¿por qué no el mañana?.

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