No me digas
¡No!
No me lo digas...
Déjame sólo el espacio escaso,
justo,
que me acune
el cuerpo fatigado,
que ahuyente los hechos,
y abra la puerta
a palabras diferentes...
¡Al menos, esta noche!
No me digas
¡Nunca!
No me inquietes...
Permíteme solo la esperanza ingenua,
leve,
que me acune el corazón asustado,
que recoja los miedos
de debajo de la cama
y los vuelva quimeras,
ansias nuevas...
¡Al menos esta noche!
No me digas
¡Adiós!
No lo hagas...
Envíame solo un suspiro ligero,
breve,
que me refresque
la frente cansada,
que asuste las sombras
del cojín,
y deje un rastro
de aires nuevos,
de sueños posibles
y de dolores cortos...
¡Al menos, esta noche!
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